sábado, 12 de enero de 2008

Fabio Fiallo, Poeta de la Patria y del Corazón


Por Alfonso Torres Ulloa



Estas líneas en el mes de abril llegan como goteo por la memoria, no es posible dejarnos borrar la memoria histórica, la Patria se construye en el día a día, pero siempre acumulando los hechos y las acciones de sus mejores hijos; todos hemos cantando un manojo de versos de un Poema que se llama Plenilunio, pero no todos sabemos la dimensión humana y de patriota de quien escribió el poema y otros tantos más.

Me regocijo hoy con Fabio Fiallo, periodista, escritor, poeta y sobre todo Patriota. Es conocido por sus poemas En el Atrio y Plenilunio, pero tiene, además, Cantares de la Prisión.

Fabio Fiallo, político nacionalista, resistió con su pluma y su alma la intervención norteamericana de 1916 a nuestro país y ello le costó la cárcel.

El, junto a una pléyade de buenos dominicanos (Américo Lugo, Federico Henríquez y Carvajal, Max Henríquez Ureña, entre otros tantos) lanzaron una gran cruzada nacional e internacional contra la intervención, pues Don Fabio Fiallo, de la estirpe de Duarte, no consintió jamás la mancillación de la Patria.

Hoy que tropas extranjeras mancillan nuestro suelo es oportuna la ocasión para que desde elmasacre.com nuestra voz se levante y dejemos a su consideración algunos versos de Cantares de la Prisión y Plenilunio, del inmenso Don Fabio Fiallo:

Cantares de la Prisión

El “pambiche” no me importa,
ni me importa la prisión,
lo que me importa es la patria
puesta en la cruz del dolor.

Tristecita Patria mía,
encadenada a la traición
tus lágrimas son mis lágrimas
tu dolor es mi dolor
y los héroes de tu cuello
los llevo en el corazón.

Anoche quiso la luna
consolarme en mi prisión
sentada a mi cabecera
mis penas me preguntó...
y son mis penas tantísimas
que a mi lado el sol la halló.

Vigila un soldado rubio
las rejas de mi prisión
y a sus pupilas asoma
la oculta y terva intención
de que se le escape un tiro
y me parta el corazón.

A mi tan solo me importa
para darte el corazón
que odies de muerte los yanquis
tal como los odio yo.



Ayer trajeron un hombre
a esta maldita prisión
porque un yanqui ajarle quiso
y él a ese yanqui mató
bien hiciste compañero
tú eres un hombre de honor.

Si los yanquis no se han ido
cuando me toque expirar
haced mi tumba en un monte
que ellos no puedan pisar
y ponerme por mortaja
la bandera nacional
quien sabe si un fuerte puño
la venga allí a buscar
para desplegarla al grito
de Dios, Patria y Libertad.


Plenilunio

Por la verde alameda, silenciosos,
íbamos ella y yo:
la luna tras los montes ascendía
y en la fronda cantaba el ruiseñor.
Y la dije... no sé lo que la dijo
mi temblorosa voz...
En el éter detúvose la luna,
interrumpió su canto el ruiseñor,
y la amada gentil, turbada y muda,
al cielo interrogó.
Sabéis de esas preguntas misteriosas
que una respuesta son?...
Guarda, ¡oh luna!, el secreto de mi alma;¡cállalo ruiseñor!

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